El mercado de legumbres en Argentina tuvo un giro de 180 grados. Durante la campaña pasada (2021/2022) se registró un récord de exportaciones de arveja verde y amarilla por 167.000 toneladas, un crecimiento del 156% interanual Y había gran expectativa para la campaña actual. Sin embargo, un clima sumamente adverso de sequías y heladas tardías provocó una caída del área sembrada del 60%, y se suma la incertidumbre sobre el área a cosechar.
Adrián Poletti, asesor privado especialista en cultivos especiales, dialogó con Agroclave sobre el estado actual de las legumbres en el país y las perspectivas a futuro. “Pasamos de abrir el mercado, y que el origen argentino sea conocido en términos de disponibilidad, a tener un saldo exportable casi negativo”, aseguró y agregó: “Las condiciones climáticas de este último invierno fueron absolutamente extremas. Son muy pocos los lugares donde el cultivo va a tener un rendimiento más o menos acorde. Sólo el 20% del área podría ser buena y el otro 80% de regular a mala”.
Según explicó Poletti, esto ocurre cuando se concentra geográficamente el área de siembra. “Gran parte del área de siembra se encuentre en la zona núcleo del país, pero debemos bajar ese porcentaje del 80% a un 40% para poder jugar en la alta categoría de este mercado”, afirmó. Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos conforman el núcleo de la producción de legumbres.
Para Poletti, el país debería trabajar en ampliar las zonas de siembra para mitigar los riesgos climáticos: “Si nosotros no somos capaces de diversificar mucho más el área, se vuelve muy difícil competir con países como Canadá. Hoy en Argentina, ningún lugar que produzca arvejas está a más de 400 kilómetros de un puerto, cuando en Canadá están a más de 4.000 km. Este año tenemos que sacar una lección de todo esto, tenemos un área de siembra que tiene prácticamente mil kilómetros de alto y setecientos kilómetros de ancho. Es mucha superficie como para estar corriendo estos riesgos”.
En cuestión climática, considerando que la sequía dejará profundas consecuencias en los rendimientos de la campaña actual, el especialista indicó que “el año que viene parece que iremos a una fase neutral, tendiendo a Niño. Por lo tanto, lo importante va a ser poder tener semillas, para sembrar y recuperar el terreno perdido”. Respecto del mercado global, indicó que “los precios seguirán siendo atractivos, debido a la crisis energética que está viviendo Europa y sobre todo Ucrania, que llevan a que las oleaginosas están muy caras, dando soporte al complejo legumbrero”.
La deuda genética
Actualmente, el mercado de legumbres a nivel nacional tiene a la arveja como cultivo predeterminado. Entre sus principales ventajas se destaca la posibilidad de introducirla dentro de una rotación tradicional de cultivos y su gran capacidad de mercado, en especial la arveja amarilla, con un trading mundial de cuatro millones de toneladas.
Sin embargo, el especialista en legumbres destaca que en el país no se trabaja con las variedades más actuales, aspecto que le quita competitividad a Argentina frente a otros países: “Hoy el productor está usando una variedad del año 2000 como Viper. Y para dejar el cultivo en las condiciones que exige el mercado actual, se debe invertir entre 50 a 200 dólares por hectárea. Mientras que una variante genética nueva, como mucho puede costar 15 dólares por hectárea. No hay negocio en seguir haciendo lo que hacemos”, aseguró Poletti, haciendo referencia a la falta de una Ley de Semillas.
“Debemos hacer una renovación total de genética y no lo podemos hacer porque nadie quiere hacer una inversión o lanzar una una variedad nacional (ya sea un ente privado o estatal), sin antes tener un resguardo legal de que luego se pueda cobrar el fruto de su trabajo”, afirmó, y agregó que “ante la falta de una ley reguladora, los más perjudicados son los entes públicos como el Inta, la Universidad de Córdoba y la Universidad Nacional de Rosario, grandes fuentes de investigación que podrían impulsarse gracias a la obtención de un reconocimiento económico”.
Para Poletti, el piso del rendimiento lo da la genética. “Vos podés tener todo el manejo que quieras, pero si la genética no aguanta una seca, estamos complicados y la caída puede llegar a cero”, destacó.
La lenteja
A pesar de la predominancia de la arveja en el mercado de las legumbres a nivel local, existen otras alternativas. Tal es el caso de la lenteja, una legumbre con un manejo similar a la arveja.
“Es un cultivo que tiene entre tres y cuatro millones de toneladas de trading asegurado en sus distintas variantes. Hay un consumo interno, es de fácil manejo y tiene alto valor a nivel mundial”, aseguró Poletti. “Estamos hablando de un cultivo que vale mucho más que la arveja. Y que para el productor tiene el beneficio de que su estructura, basándonos hoy en las variedades canadienses (una planta de porte alto), funciona como un cultivo de servicio que se cosecha”.
Fuente: Agroclave