Una de las primeras embajadas de la India en Sudamérica se ubicó en Argentina hace más de 70 años. Desde entonces, la relación entre Argentina e India ha crecido progresivamente y hoy es enorme, abarcando cooperación en aspectos políticos, económicos, culturales, científicos y tecnológicos. No conforme con ello, desde 2019 las relaciones entre ambos paísesse elevaron al nivel de Asociación Estratégica.
En 2022 la India se destacó como el quinto destino de las exportaciones argentinas, siendo destino del 5,2% de la canasta exportadora nacional. Al mismo tiempo, fue el séptimo origen de importaciones hacia nuestro país, agrupando el 2,3% del total importado.
En este marco, el año pasado fue el quinto consecutivo donde se rompieron récords en el intercambio comercial bilateral. No conforme con ello, Argentina sostiene su segundo superávit comercial más importante con la India, detrás del que nuestro país ostenta con Chile. Sólo el año pasado el superávit se acercó a los US$ 2.700 millones, y se acumularon más de US$ 14.400 millones en superávit comercial en la última década.
La agroindustria es protagonista formidable de la relación comercial argentino-india. Más del 85% de las exportaciones argentinas a la India consisten en aceites vegetales, el grueso de los cuales tienen origen en las industrias procesadoras del Up River, en el Gran Rosario. El gigante asiático es destino de cerca del 60% de las exportaciones argentinas de aceite de soja y del 23% de aceite de girasol. Además, la India es el principal socio comercial del Complejo Soja y de la provincia de Santa Fe.
Esto toma especial preponderancia, en tanto Argentina es el principal exportador mundial de aceite de soja y el tercer exportador global de aceite de girasol. La India es un mercado estratégico a nivel mundial para los aceites vegetales. Si bien tiene un relativo autoabastecimiento para su consumo interno de colza, depende de importaciones en lo relativo a aceites de soja, girasol y palma. Una de cada 5 toneladas de aceite de palma y de aceite de girasol a nivel global tienen por destino final a la India. Más aún, casi 1 de cada 3 toneladas de aceite de soja que se comercializan en el mundo tienen a la India de comprador.
El destino final de estos aceites es fundamentalmente el consumo humano. Por su fuerte dependencia importadora, y buscando su autoabastecimiento interno, desde abril de 2023 India regresó con la imposición de aranceles al aceite de soja y al aceite de girasol, de cero a una alícuota de 5,5%, aunque en septiembre de 2021 el impuesto efectivo sobre la importación de aceite de soja ha llegado a casi el 25%.
Esta alícuota impulsa los precios de los aceites e incentiva a los agricultores a mantener sus superficies con cultivos de oleaginosas. De acuerdo con un reciente informe del USDA, no pueden descartarse medidas más profundas en este sentido. Además, con la afirmación de “evitar la especulación y combatir la inflación”, el gobierno desde diciembre de 2021 ha prohibido la operatoria con futuros de oleaginosas en la India, lo que genera fuerte incertidumbre en la formación interna de precios.
Merece la pena destacar que la India dispone en las últimas campañas de una producción de soja que oscila entre 10 y 12 Mt al año, destinadas mayoritariamente al procesamiento para consumo interno de harina y aceite. El volumen de importación de poroto de soja es escaso debido a aranceles, asuntos fitosanitarios y restricciones a la importación de OGM, a pesar de contar con más de 30 Mt de capacidad de procesamiento en el país. El nivel de capacidad ociosa al que ha operado la industria por los últimos años ha llegado a superar el 70%, manteniéndose sostenidamente por encima del 60%. La Solvent Extractors Association of India (Asociación de procesadores de extracción por solvente de la India) ha criticado sostenidamente el “dumping” que ejerce el aceite de palma sobre ellos, ya que los bajos precios de este aceite impiden una ampliación del cultivo de oleaginosas para el procesamiento industrial a nivel nacional.
Por su parte, el mercado indio de biocombustibles se ha visto en los últimos años fuertemente tensionado, con cierres de plantas y altos costos operacionales de fábricas mayoritariamente pequeñas y medianas. Se espera llegar apenas a un corte con biodiesel del B5 (es decir, del 5% del volumen de gasoil) en 2030, con un corte efectivo que actualmente se estima apenas en el 0,07%. Sin embargo, la importación de biocombustibles para su mezcla con combustibles fósiles está prohibida a nivel nacional.
Asimismo, en los últimos años la India ha realizado negocios con Argentina por pellets y harina de soja y girasol, por cerca de US$ 70 millones al año. No conforme con ello, este país recientemente se ha abierto como mercado a la yerba mate de la Argentina.
Finalmente, debemos destacar que el año pasado se concretaron negocios mineros con la India por cerca de US$ 448 millones, un comercio que lamentablemente no puede ser desagregados por producto debido a las disposiciones de secreto estadístico del INDEC. Por otra parte, Argentina importa maquinaria agrícola, productos de la industria química y combustibles desde la India, entre otros productos.
El potencial de la India como mercado es enorme. Este gigante asiático es una potencia emergente y la tercera economía del mundo. En las últimas décadas ha gozado de una tasa de crecimiento que viene superando con creces la expansión económica de Estados Unidos, la Unión Europea y América Latina. Asimismo, es menester destacar el potencial de este gigante asiático en su población. El 28% de los jóvenes del mundo viven en la India. Más de la mitad de la población tiene menos de 25 años, y más del 65% no supera los 35 años.
En este sentido, la aceleración del crecimiento de su economía, con la consecuente mejora en los niveles de consumo de la población, espera mejorar diametralmente los niveles de demanda internacional. La India se muestra como una excelente oportunidad para seguir ampliando el mercado externo de los bienes agroindustriales argentinos.
Fuente: on24