La Unión Europea prevé que baje la producción y la extensión de cereales de aquí a 2032

26/12/2022

El sector agrícola de la Unión Europea, y de Andalucía en particular, ha vivido en los últimos años una de las épocas más difíciles. La incertidumbre desatada por la pandemia de covid y la guerra entre Ucrania y Rusia, que ha elevado exponencialmente los precios de la materia prima y la energía, han marcado un panorama que no tiene visos de mejorar a corto plazo.

Así lo describe la Comisión Europea en su informe «Perspectivas agrícolas de la UE 2022-32», en el que resume las principales previsiones para los cultivos que marcan la producción agrícola europea y del que se extrae una conclusión principal: el crecimiento de la producción de los principales cultivos se ralentizará mientras, por otro lado, la población no dejará de crecer.

Además, por otra parte, el cambio climático, los cambios en las tendencias de consumo y las enfermedades animales que han rebrotado en los últimos meses, con la gripe aviar y la peste porcina como principales preocupaciones, también influirán en cómo serán la agricultura y la ganadería europeas en 2032.

Aceite de oliva y aceites vegetales

Respecto al aceite de oliva la Comisión Europea es muy clara, y prevé «una progresiva sustitución de otros aceites vegetales» por el aceite de oliva, sobre todo fuera de las principales zonas productoras, que ya consumen aceite de oliva de manera tradicional. Este incremento del consumo llegará, según el informe, «impulsado por su imagen saludable y creciente popularidad en las cocinas mediterráneas». Además, esta tendencia podrá contribuir a la disminución de la demanda de aceites vegetales y afectar el consumo de mantequilla.

En concreto, se prevé que el uso de aceites vegetales baje un 2,9%, de 10,3 millones de toneladas consumidas en 2020-22 a 10,6 millones de toneladas en 2032. No obstante, dados los esfuerzos por reducir el uso del aceite de palma, se espera un repunte del aceite de colza (un 12,6%), para el aceite de soja (un 23,5%), y para el de girasol (un 27,5%).

Cereales

En cuanto a los cereales, se prevé que la superficie total baje hasta las 57,2 millones de hectáreas, debido sobre todo al descenso de la cebada y el maíz. En concreto, la Unión Europea seguirá siendo exportadora neta de trigo y cebada e importadora de maíz y arroz. Respecto al consumo, se prevé que el cereal destinado a alimento aumente, pero se compensará con la bajada de los cereales utilizados para pienso (un 6,1%menos).

Además, la UE también prevé que los rendimientos, sobre todo para la cebada y el trigo, bajen algo que, aseguran, debe remediarse «a través de un aumento de la sostenibilidad y prácticas como la agricultura de conservación». Por todo ello, detallan desde la UE, la producción de cereales caerá 1,1 millones de toneladas, hasta situarse en 308 millones de toneladas.

Respecto al trigo, tanto blando como duro, se espera que aumente su superficie, hasta alcanzar los 24,3 millones de hectáreas en 2032, impulsados por la competitividad del trigo y la demanda exportadora. Sin embargo, bajará la superficie de cebada (un 5,1%) y maíz (un 1%). Por último, la superficie dedicada a otros cereales como avena o centeno se mantendrá estable debido a la demanda de productos ecológicos que los tienen entre sus ingredientes y a la rotación de cultivos, cada vez más frecuente.

Oleaginosas

En cuanto a los costes de producción, aunque se prevé que bajen ligeramente en los próximos tres años, no se espera que caigan por debajo de los niveles anteriores a la pandemia hasta después de 2032.

De otra parte, el informe también nombra a las oleaginosas, para las que cita un aumento de la producción de 2,8 millones de toneladas (un 9,3% más), hasta alcanzar los 33 millones de toneladas en 2032. Esto se debe, sobre todo, a que los rendimientos continuarán aumentando, aunque hay que habrá ciertas diferencias en los diferentes productos.

De hecho, hay que puntualizar que este incremento en los datos deja fuera las cifras de 2022, cuando se han alcanzado máximos derivados de la excepción temporal que ha permitido sembrar los barbechos en toda la UE, y que se prolongará a 2023, para combatir la escasez de girasol por la guerra en Ucrania.

Soja y legumbres

A partir de aquí, se prevé que la extensión de colza y girasol baje un 2,5% de cara a 2032, una reducción de superficie que se verá contrarrestrada, según datos de la Unión Europea, por el aumento de 825.000 hectáreas en soja y legumbres.

Las razones de este aumento son, básicamente, las políticas de apoyo de la UE a las proteaginosas , el cambio de prácticas agrícolas, sobre todo en cuanto a rotación de cultivos, el alimento para la cabaña ganadera ecológica y a los productos de soja sin transgénicos, cada vez más populares.

Además, las tendencias de consumo, que se inclinan cada vez más por dietas basadas en legumbres y productos vegetales. Por todo ello, se producirá un 54,5% más de legumbres y un 33,3% más de soja. De otro lado, Rumanía, Hungría y Bulgaria aumentarán las exportaciones de colza y girasol.

Productos lácteos

En cuanto a los productos lácteos, Europa prevé que los sistemas de producción alternativos, opuestos a los intensivos y en beneficio e los extensivos, produzcan una bajada de la cabaña de ganado para leche, lo que provocará una bajada de producción láctea, aunque leve, de un 0,2%, para 2032. Sin embargo, asegura el informe, «esto no pondrá en peligro la posición de la UE como el mayor proveedor mundial de productos lácteos, ni tampoco el consumo, muy asentado».

Piensos y carnes

La producción de cereales y oleaginosas también se verá condicionada por la demanda de piensos, que bajará casi un 5% en la UE de aquí a 2032 debido, principalmente, a la bajada de producción de carne de porcino, vacuno y leche. No obstante, sí se prevé que suba la producción avícola y el consumo de huevos, alimentos mejor vistos por los consumidores que el resto de carnes.

En concreto, el uso de piensos bajos en proteína (con menos del 15% de contenido de proteínas, excluida la hierba) bajará un 5,4%, por la bajada del uso de cereales en alimentación animal. Por su parte, la utilización de piensos con alto contenido proteico, con harinas oleaginosas y de pescado, también bajará, influida sobre todo por los altos precios y la menor disponibilidad de oleaginosas. En cuanto a los precios de los piensos, se espera que se estabilicen y vuelvan a los niveles pre-covid a partir de 2025.

Como ya se ha nombrado anteriormente, la producción cárnica tenderá a ser más respetuosa con el medio ambiente, con cada vez más explotaciones intensivas. Dentro de la bajada de consumo que se espera, con 1,5 kg menos por persona al año, se verán especialmente afectadas la carne de vacuno y de cerdo. De otra parte, tal y como se ha detallado antes, las aves de corral serán las grandes beneficiadas, debido sobre todo a su imagen de carnes más saludables y su precio, sensiblemente más barato.

FUENTE: Palabra de Campo