Este viernes 10 de febrero se celebró el Día Internacional de las Legumbres. Y en Argentina hay mucho para festejar, pero también mucho por hacer dentro de cada una de las cadenas productivas del garbanzo, arveja, porto y lenteja.
“Las legumbres en Argentina contribuyen a aumentar la resiliencia de los sistemas agrícolas y brindan un mejor nivel de vida a los productores que trabajan en entornos con escasez de agua, ya que en comparación con otros cultivos tienen una huella hídrica baja y toleran mejor la sequía y los desastres relacionados con el clima. Esto las convierte en una herramienta esencial para adaptarse y mitigar el cambio climático”, remarcó el presidente de la Cámara de Legumbres de la República Argentina, Nicolás Karnoubi, sobre una de las principales características de estos cultivos. “Incluir a las legumbres en los sistemas agrícolas permite mejorar la productividad para seguir afrontando los desafíos que nos planeta el cambio climático”, agregó.
Según el referente, Argentina, que es un gran exportador, tiene en sus cadenas de valor un importante activo que además, y debido a su bajo consumo interno, permite un significativo saldo comercial que genera ingreso de divisas y muchos puestos de trabajo, y colabora con el crecimiento de cuatro economías regionales distribuidas a lo largo de buena parte del territorio nacional.
Estas ventajas crearon un desarrollo de mercados que llevó al país a los primeros puestos en el mundo de la legumbre, tanto por su calidad como por la confiabilidad de los exportadores argentinos que siempre honraron sus contratos.
“Hoy, los clientes respetan y buscan nuestros productos y esto se nota en los más de 80 países que tienen como destino nuestras exportaciones. Por otro lado, es muy significativa la presencia local en todas las ferias internacionales, importantes y no tanto, en las que, gracias a una gran inversión de tiempo y dinero, nuestras legumbres se hacen notar”, agregó.
De todas maneras, Karnoubi advirtió que no todo es positivo en el sector. Las sequías de los últimos tiempos mermaron los volúmenes exportados a valores no vistos desde hace 10 años. Como consecuencia de esto, el ingreso de divisas para el país corrió la misma suerte.
“Esto incluyó la escasa, nula y en muchos casos negativa renta para los productores y para el resto de los actores de la cadena”, alertó.
Beneficios económicos y alimenticios
Para Kornoubi, en el aspecto económico, el desarrollo de nuevas alternativas al consumo de legumbres en estado primario -como la extracción de proteína o la utilización de harinas de legumbres para nuevos productos, entre otras-, promete ser un impulsor positivo para mejorar las cadenas de suministro regional y mundial.
“La proteína será precisamente la nueva vedette en la búsqueda de alimentos más sanos y completos, lo que permitirá a los consumidores acceder a opciones nutritivas y contribuirá al uso sostenible de los recursos naturales”, destacó.
“Son leguminosas que aportan nitrógeno y le dan prioridad como reemplazo de otros cultivos de cobertura, como puede ser la vicia, que no tiene un objetivo de cosecha”, dijo por su parte, César Belloso, reconocido productor y expresidente de Aapresid, quien además, es cofundador -junto a su hijo Agustín- de Tomorrow Foods, una empresa argentina que busca obtener aislados proteicos para venderlos a la industria de alimentos como insumo en la producción de análogos cárnicos, lácteos o batidos usados en la actividad deportiva.
“Son una fuente interesante de nitrógeno y es una de las razones por las cuales tienen valor en la alimentación humana como fuente de proteína”, resaltó. “Las legumbres tienen un valor nutricional muy bueno, por eso está tan desarrollado el consumo en países donde no tienen la alternativa de consumo de carne o es más costosa”, agregó.
Según Belloso, las legumbres tienen espacio para seguir creciendo, pero la limitante viene por el lado comercial. “No avizoro un crecimiento fuerte en el área de las legumbres en Argentina porque está asociado a la rentabilidad y a la forma de poder comercializarlas”, señaló.
Producción y exportación
Según el consultor en legumbres Adrián Poletti todavía no hay datos oficiales sobre la producción de legumbres en Argentina en el ciclo 2022/23, pero según sus estimaciones, se produjeron una 550.000 toneladas de porotos en todos sus tipos comerciales, siendo los de mayor producción los del tipo comercial negro y los del tipo alubia o blanco, luego seguidos por porotos mung y porotos de colores.
De garbanzos se calculan unas 70.000 a 80.000 toneladas. Asimismo, se estima que la cosecha de arvejas no debería superar las 45.000 toneladas ya que la sequía hizo muchísimo daño, al igual que en lentejas cuya producción no debería ser superior a las 8.000 toneladas, también fuertemente condicionada por la sequía,
El total exportado por el sector en 2022 fue de 689.000 toneladas, sostuvo Poletti. Ese total se forma por mercadería producida en parte en 2021 y en parte en el primer semestre de 2022, donde los porotos blancos, negros, mung y de colores fueron la parte mayoritaria, luego siguieron especies como arvejas, con 140.000 toneladas, garbanzos, con 72.000 toneladas y lentejas, con 14.000 toneladas. El consultor indicó que el total facturado en exportaciones por el sector fue de unos U$S 460 millones aproximadamente.
“Se puede decir que del global producido entre 2021 y 2022, el 80% fue exportado y el saldo quedó en mercado interno para consumo y semilla para la siembra próxima”, indicó.
El principal cliente como país es Brasil, donde le producto principal es poroto negro, seguido por arvejas, poroto blanco, garbanzos, porotos de colores y lentejas.
Fuente: Clarín